Buen domingo a tod@s!!
Se define lobby (fuente Wordreference) como el grupo de presión formado por personas con gran influencia y poder, sobre todo en el ámbito político y económico.
El ser humano es simple. Por mucho que los psicólogos y psiquiatras se empeñen en convertirnos en mentes complejas, los mecanismos que dominan nuestra mente entremezclan avances y actitudes modernas con nuestros algoritmos de Homo Sapiens, que nos hacen en todo momento competir, a veces con crueldad, y sobre todo proteger el difícil estado dominante, el estatus quo.
Es normal, absolutamente normal, que aquéllos que acceden en algún momento a cuotas de poder hagan todo lo que esté en sus manos para no perderlo, y por simple regla de asociación, sindicalizarse con otros semejantes para impedir por todos los medios la llegada de “sangre fresca” que rompa las reglas del juego de este mini mundo relativamente estable que desean crear.
El concepto puro de economía capitalista fomenta un mercado SIN INTERVENCIONISMO DE NINGÚN TIPO, que fomente la pura competencia entre individuos y empresas, colocando en la cúspide de la pirámide a aquellos que logran seducir al mercado. Este mercado será variable y estará condicionado a la entrada constante de competidores que obligarán a cada empresa a ser dinámica, adaptarse perfectamente a los cambios de la sociedad (o provocarlos), innovar y apostar siempre por los mejores.
El concepto de lobby destroza por completo el concepto de mercado libre y genera un capitalismo dictatorial parecido a los regímenes feudales de la edad media. Sólo hay un arma que puede disuadir este tipo de asociaciones en la sombra, y es LA POLÍTICA.
Obviamente eso lo sabe cualquier miembro de un lobby o aspirante a ello, por lo que la mejor forma de controlar esta cortapisa es influir en ella con lo mejor que saben hacer, dando dinero.

A día de hoy, en las democracias modernas, es completamente imposible acceder a lo más alto de la política sin financiación alguna. Es mentira, un sueño lejano, una utopía, el hacer creer al pueblo que cualquiera de nosotros podemos representar políticamente al resto de sus vecinos. No funciona así la política local y mucho menos nacional.
Un periodo pre-electoral funciona igual que un mercado económico, con asociaciones que compiten unas contra otras, se machacan, se asocian, se machacan y luego se asocian, etc., con la finalidad de captar clientes, en este caso votos.
Es vital llegar al máximo número de gente posible, gastar numerosas sumas de dinero en marketing empresarial, visitar el máximo de localidades posibles, llenar estadios y centros de congresos, aparecer en los mass media, organizar equipos de información y contra información, asesores de imagen, analistas, comerciales a pie de calle, etc.
A veces esto es incluso hasta más importante que tener un buen programa electoral. Pero esta triste afirmación, fruto de un pueblo poco educado en la política, será protagonista de un futuro post.
La pregunta ahora es ¿QUIÉN PAGA ESTO?
Está claro que no es suficiente las cuotas de afiliación para poder despuntar en unas elecciones, por lo que, sin buscarlo, aparece el concepto de DONACIONES PARTICULARES, y es justo aquí cuando los lobbies empiezan a frotarse las manos, ya que una buena suma de dinero permitirá obligar a un candidato, o mejor aún, a todos los candidatos, a asumir que tendrán que mirar para otro lado en momentos oportunos, o dictar algunas normas que, por casualidad, siga perpetuando el propio poder de estos lobbies.

El mundo actual que conocemos funciona así, pero ¿qué podemos hacer para cambiarlo aquéllos que por simple cuestión de suerte o genética hemos nacido en la parte baja de la pirámide social?
La respuesta que propongo como conclusión a mi post de hoy es simple, y requiere dos contundentes acciones:
1. Limitar la financiación de partidos. Si se estableciera un límite por abajo y por arriba en las cuotas de afiliación, y un límite máximo en las donaciones particulares lograríamos acotar el influjo de los lobbies. Esto requeriría absoluta transparencia en la contabilidad de los partidos, lo cual requiere un importante impulso político nacional, que a su vez, para darse, requerirá del segundo punto.
2. Unión de los pequeños para cambiar el estatus quo actual. Aquí viene la novedad del post:
Observemos esta pirámide:

Si la analizamos detenidamente podemos vernos a nosotros mismos acumulados en una base que soporta los estratos superiores, que cada vez ostentan más poder pero obviamente son menos numerosos. Dentro de esta base, o de los subsiguientes estratos superiores, se encuentran los estudiantes, los trabajadores, la clase media, las pymes y micro pymes, parados, autónomos, etc.
Centrándonos en las pymes, se estima que el 97% de las empresas europeas son micro o pequeñas empresas, las cuales suponen el eslabón determinante de todas las economías y base principal de la generación de empleo.
Sin embargo, estas pymes tienen limitado su acceso a estratos superiores precisamente por la acción dominante del lobby, que a su vez domina el factor político que impide una perfecta auto regulación del mercado.
Mi reflexión es la siguiente:
¿Qué pasaría si florecieran nuevos partidos políticos, completamente libres de influencias externas, formados por ciudadanos preparados y motivados por el cambio, y solicitaran ayuda a los ciudadanos y pymes para romper el estatus quo, con la única condición de, una vez obtenidas las cuotas de poder, NO BENEFICIAR A NADIE, SINO ROMPER LAS REGLAS Y FOMENTAR LA VERDADERA DEMOCRACIA Y EL CORRECTO FUNCIONAMIENTO DEL MERCADO?
Me explico. Imaginemos que un grupo importante de pequeños empresarios y emprendedores se unen u deciden apoyar a un nuevo partido puro, libre y no corrupto, con la única condición de, si accede al poder, eliminar las actuales barreras que hacen que la democracia y el propio mercado no funcione. ¿Se lograría de esta forma tumbar el poder económico de un lobby, de tal forma que se pudiera cumplir, entre otras cosas, con el punto 1 y con muchísimos cambios que necesita la democracia y que no pueden hacerse sin el punto 2?

Sinceramente no sé si funcionaría, pero al menos nos divertiríamos mucho en el intento, sobre todo viendo a los de arriba poniéndose realmente nerviosos.
Yo, personalmente, estaría dispuesto a aportar algo de mi propio bolsillo a alguien que fuera a representarme, con la condición última de que nunca me beneficie directamente a mí, sino que sea simple y llanamente JUSTO en sus decisiones. Puedo asegurar que sería un dinero perfectamente gastado, y me beneficiaría a corto, medio y largo plazo sin ningún tipo de duda, ya que la justicia nos beneficia a todos y nos pone las pilas, que es lo que hace falta para levantar el mundo que se cae ante nuestros ojos.
Salu2!!!!
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